De chile, mole y pozole: los tipos de Investigación Clínica
Jacqueline Robledo
INVESTIGACIÓN CLÍNICA




Así como la gastronomía mexicana está compuesta por una gran variedad de platillos, la investigación clínica también tiene diferentes tipos. ¿Qué es lo que piensan ustedes al oír el término “investigación clínica”?
Como hemos visto en otros artículos de este blog, así como en nuestros lives y podcasts, la mayoría de los estudios de investigación clínica están enfocados en encontrar un tratamiento para una enfermedad: un nuevo medicamento que cure un padecimiento o salve la vida de las personas. Digamos que estos estudios son los más comunes y son la base de la investigación clínica. Serían como el maíz, que ha sido la base de la alimentación en México desde antes de la llegada de los españoles.
Pero así como hay miles de cosas que se pueden hacer con el maíz, como tortillas, sopes, atole, tamales, pasteles, tacos, gorditas y un largo etcétera, también hay otras variantes de la investigación clínica que no necesariamente tienen que ver con probar medicamentos.
Una de las más famosas en la actualidad, gracias a la COVID-19, es la investigación relacionada con la prevención de enfermedades. Puede ser el desarrollo de una vacuna, que sigue casi los mismos protocolos y fases de un medicamento: probar en personas sanas, ver si realmente sirve para prevenir la enfermedad o disminuir la presencia de síntomas, su gravedad o muerte, al estar expuestos a la enfermedad (por lo menos un 50% de efectividad), ver sus efectos secundarios, y luego probar en gran escala.
Pero no solo hay este tipo de estudios de prevención, también puede haber estudios sobre medicamentos para prevenir una enfermedad, en vez de curarla; vitaminas y minerales para tener un óptimo funcionamiento del organismo: piensen en cómo la vitamina T (tacos, tamales, tortas) ayuda a prevenir… ¡la desnutrición!; cambios en la dieta o en el estilo de vida (por ejemplo, la dieta mediterránea ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, así como el ejercicio constante, o como vimos, los cítricos ayudan a prevenir el escorbuto). También pueden probarse dispositivos médicos, como glucómetros, estetoscopios, medidores de oxígeno, por mencionar algunos de los más comunes, hasta otros mucho más especializados para su uso en hospitales y centros de investigación.
Otro tipo de estudios de investigación clínica pueden tratarse de cómo mejorar la identificación y diagnóstico de una enfermedad (¿recuerdan al Doctor House y su equipo, y cómo diagnosticaban enfermedades muy raras, de las que otros doctores no habían podido encontrar la causa?), así como estudios que mejoren la detección de una enfermedad: pruebas de laboratorio, como las que se han hecho últimamente para detectar el coronavirus, que al principio tardaban hasta 5 días (si les ha tocado, eran muchos días de incertidumbre a la espera del resultado, ¿no?) y hoy pueden tardar 10 minutos (gracias a Dios).
Una categoría en la que no se piensa mucho (a menos que uno sea un paciente) es la de los cuidados que se ofrecen a las personas con enfermedades crónicas: no se tiene una cura como tal, pero se evalúa cómo hacer que la persona tenga la mejor calidad de vida posible aún con la enfermedad. Por ejemplo, para las personas con cáncer, diabetes, o esclerosis múltiple, entre otras.
Y por último, el postre, serían los estudios genéticos, en donde se ve si hay algún gen relacionado con una enfermedad en cierta población, y si presentar ese gen hace a las personas más o menos propensas a presentarla (está en investigación actual si la población mestiza de nuestro país tiene algún gen relacionado con la diabetes tipo II, o con la intolerancia a la lactosa); y los estudios epidemiológicos, para identificar las causas de una enfermedad, y poder intentar controlarla, como en la actual pandemia.
Como ven, hay muchas variantes de la investigación clínica, y aunque la inmensa mayoría son ensayos clínicos para probar medicamentos, también existen otras categorías muy interesantes que siguen protocolos diferentes, pero que también buscan el mismo fin, prevenir, tratar o curar una enfermedad, y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Sigan nuestras redes sociales, para seguir conociendo más sobre la investigación clínica (y de paso un poco sobre la gastronomía mexicana), aquí en Investigación ¡POP!.
Fuente:
https://www.fda.gov/patients/what-are-different-types-clinical-research/cuales-son-los-diferentes-tipos-de-investigacion-clinica
https://www.freepik.es/vector-premium/plantilla-incorporacion-tipos-investigacion-clinica_16854347.htm