La industria farmacéutica: salud, dinero y ¡POP!

Jacqueline Robledo

INVESTIGACIÓN CLÍNICA

10/14/20214 min read

La industria farmacéutica es una industria internacional, cuyo fin principal es la producción de medicamentos y otros insumos para la salud, que sirvan para curar o prevenir enfermedades, o mejorar la calidad y expectativa de vida de personas con enfermedades crónicas o incurables.

Cada vez que vamos a la farmacia y nos dan un medicamento, ya sea con receta o de venta libre, ese jarabe, pastilla, ungüento o inyección, nos guste o no, ha sido fabricado por una empresa farmacéutica, nacional o internacional, para que pueda llegar a nuestras manos, boca o … el lugar donde les toque que les pongan la inyección.

Antes de que existiera la industria farmacéutica, se curaba uno solamente con remedios caseros, “un tecito”, un emplaste, algún preparado con hierbas, especias, minerales, etc., que habían sido probados por generaciones. Si era algo más serio, ya podía ir uno al doctor, y él mismo preparaba el medicamento o lo mandaba hacer en la botica, que fue la abuela de las farmacias de hoy.

Fue hasta el siglo XIX que se empezaron a hacer medicamentos a gran escala, con medidas más precisas, reglas y estándares para proteger a los pacientes. Como hemos visto en artículos anteriores, los estudios sobre nuevos medicamentos fueron evolucionando a lo largo de la historia, desde hace miles de años, hasta los primeros estudios oficiales hace algunos cientos de años.

Al ser una industria, las compañías farmacéuticas tienen que tener ganancias, como cualquier otra empresa, para poder mantenerse vivas. Pero aquí mucha gente entra en conflicto y dice: a la industria farmacéutica solo le interesa el dinero. Vamos a analizar esto.

La investigación clínica es una inversión de muchos millones de dólares, desde las etapas previas donde se proponen miles de moléculas candidatas, para que de esas, solo unas cuantas realmente sirvan para algo. Hay estudios de moléculas completamente nuevas, otros donde se modifican fármacos ya existentes para ver si se pueden mejorar, y otros, donde se buscan nuevos usos para medicamentos que ya se han probado por muchos años.

A veces parece que se está buscando una aguja en un pajar, y hay miles de científicos que se dedican a esto, de tiempo completo, por muchos años, lo que incluye pagar su salario, y todo el material y equipo necesario para las investigaciones, y una vez que pasa el fármaco a la fase preclínica hay que fabricar el medicamento y probarlo en los modelos animales, que también cuestan (sí, los tan mencionados conejillos de indias, así como sus parientes).

Y cuando por fin se llega a la fase de la investigación clínica en personas (¡nuestro “mero mole”!), hay que pagar a los voluntarios (dependiendo de la fase), fabricar los lotes para consumo humano, buscar a los doctores que encabecen el estudio y encuentren a los pacientes, pagar a los monitores clínicos (como muchos de los integrantes de este equipo de Investigación POP) para que se encarguen de todo lo relacionado con los estudios clínicos y la seguridad de los pacientes, hasta llegar a la aprobación del medicamento.

Es por todas esta etapas, y su gran costo (miles de millones de dólares), que las industrias farmacéuticas tienen el derecho a patentar sus medicamentos (normalmente por 10 años) para que nadie más que ellos puedan hacerlo y venderlo, y con las ganancias, recuperar lo que han invertido hasta entonces en todo el proceso de investigación, y también dedicar una parte a nuevos proyectos.

Después de terminar la patente, cualquier laboratorio puede fabricar el mismo medicamento, y darlo más barato (es lo que se llaman genéricos intercambiables), ya que solo tienen los costos de fabricación, y no de la investigación.

Algunos laboratorios tienen planes especiales donde regalan o dan a bajo costo medicamentos muy caros, para ayudar a las personas que no pueden costearlos. Y son los mismos laboratorios que fabrican los medicamentos para el sector salud, solo el empaque es diferente.

Algunos laboratorios han tenido que cerrar tras fuertes crisis económicas, o han sido comprados por otros, o se han hecho fusiones de varias empresas para que puedan seguir existiendo.

Así que las empresas farmacéuticas tienen que ganar dinero para poder subsistir, seguir produciendo medicamentos y seguir investigando cómo mejorar los ya existentes y encontrar la cura para enfermedades mortales o crónicas.

Sin la industria farmacéutica, muchos de nosotros no estaríamos aquí hoy en día, ni podríamos llegar a vivir más de 70 años (¡o hasta más de 100!), y no habría habido tantos avances en la salud en todo el mundo.

Cada vez que alguien compra un medicamento, o que acepta ser voluntario para un estudio clínico, está ayudando a que muchas personas tengan una mejor vida, más esperanza, menos dolor.

Por lo tanto, hay que encontrar un balance entre los intereses comerciales de la industria farmacéutica, para que siempre el fin último sea la seguridad de los pacientes, y ellos puedan seguir confiando en el medicamento y los laboratorios que lo producen, incluyendo todo el equipo humano involucrado en el proceso.

Por eso en Investigación ¡POP! estamos orgullosos de dar a conocer la investigación clínica a cada vez más personas, lectores como ustedes, que al conocer más sobre el tema pueden estar mejor informados, tomar mejores decisiones y ayudar, algún día, a contribuir a la ciencia y a la salud.

¿Ustedes qué opinan? Déjennos sus comentarios en nuestras redes sociales y no olviden checar nuestro cómic, escuchar el podcast y leer nuestros otros artículos del blog.

¡Hasta la próxima!